El magnesio es un mineral esencial que participa en más de 300 reacciones del organismo: ayuda al funcionamiento muscular y nervioso, interviene en la producción de energía, regula el sueño y contribuye al equilibrio emocional. Sin embargo, no todos los suplementos de magnesio son iguales. Cada forma química tiene características distintas que influyen en su absorción, su tolerancia digestiva y sus beneficios.
1. Citrato de magnesio: el más popular
Es una de las formas mejor absorbidas y más utilizadas. Suele recomendarse para mejorar el tránsito intestinal y cubrir déficits leves. No obstante, en personas sensibles puede producir efecto laxante.
2. Glicinato o bisglicinato de magnesio: alta absorción y suavidad
Unido al aminoácido glicina, es una de las formas más suaves para el estómago. Se asocia a beneficios sobre el sueño, la relajación muscular y la gestión del estrés. Ideal para uso diario y estómagos delicados.
3. Malato de magnesio: energía y vitalidad
Combinado con ácido málico, favorece la producción de energía celular. Suele emplearse en personas con cansancio persistente o fatiga.
4. Óxido de magnesio: económico, pero de baja absorción
Es la forma más barata, aunque también la menos biodisponible. Se usa principalmente como laxante puntual.
¿Cuál elegir?
Depende del objetivo: relajación y sueño (glicinato), energía (malato), tránsito intestinal (citrato) o opción económica (óxido). Antes de suplementar, conviene consultar con un profesional para ajustar dosis y evitar excesos.