Una alimentación saludable y equilibrada no solo nos ayuda a encontrarnos mejor y aportar todos los macronutriente y micronutrientes que nuestro cuerpo necesita, también puede ayudarnos a protegernos del sol y a conseguir un tono bronceado saludable y progresivo. A través del sol obtenemos la mayor parte de la vitamina D, fundamental para numerosas funciones del organismo.
- Zanahoria: el tono de piel puede cambiar en solo seis semanas después de un aumento en el consumo de frutas y verduras. El betacaroteno, que da a las zanahorias su particular tono naranja hace que consumir zanahorias con regularidad puede influir en el tono de piel.
- Brócoli: El brócoli es una verdura ideal durante todo el año, pero especialmente recomendable en verano por numerosos motivos. Contiene fibra, es muy bajo en calorías, altamente saciante y muy versátil, ya que puede consumirse frío, en ensalada, combinado con numerosos alimentos. Tanto el brócoli como las espinacas, el aguacate o el melocotón son alimentos ricos en betacarotenos, precursores de la vitamina A que estimulan la producción de melanina y de antioxidantes, de manera que protegen la piel al tiempo que potencian el bronceado.
- Nueces: Son ricas en vitamina E, lo mismo que otros alimentos como el aguacate, el huevo, los cacahuetes, las semillas de chía y las verduras de hoja verde. La vitamina E es un poderoso antioxidante que puede ayudar a reducir el daño de los radicales libres y retrasar el proceso de envejecimiento de las células.
- Melón: El melón es ideal para comer antes de la exposición al sol, lo mismo que otras frutas como la sandía o el melocotón. Debido a las altas temperaturas, los alimentos que contienen una buena cantidad de agua son perfectos en esta época. Incluso podemos congelar previamente frutas ya cortadas como el melón, la sandía y el melocotón y llevarlas en un pícnic a la playa para un tentempié refrescante.
- Pimiento Rojo: La vitamina C es un potente antioxidante que protege de los radicales libres y activa las defensas.